martes, 27 de octubre de 2009

Cabezas de Turco


Leo otra noticia más de corrupción, y ya no veo los nombres, ni los cargos, ni los millones que se llevaron. Sí, puede que sea el efecto de la fiebre que me persigue desde el domingo, pero es que ya no los veo. Estoy harto de lo mismo y algo dentro de mí se rebela contra el olor a cuerno quemado, aunque hasta hoy no sabía bien porqué.

De repente, una idea me asalta y me revuelve por dentro. ¿Quién es nadie en este país para juzgar a nadie por ladrón? Sé que suena a barbarie, a delirio febril, pero hoy me parece que la barbarie está más fuera de mí que dentro. Me explico : ¿quién de vosotros no se sonríe para adentro cuando no le cobran el IVA al pagar un hotel? ¿Quién me va a negar que en TODA compra-venta inmobiliria (repito, en TODA: las de nuestros amigos, padres, hermanos y en las nuestras propias), ha estado siempre el dinero negro a raudales haciendo de lubricante para la obscenidad especulativa? Y ¿por qué no hemos hecho nada?

Esta es la crónica de un ritmo insostenible, de una sociedad que ya no es sociedad, pues ni se respeta ni se ama. Una sociedad en que las normas son consideradas como exógenas y, por tanto, si puedes no cumplirlas, mejor. Pero es aún peor. En una sociedad como la que describo, pero aún coherente, nadie se rasgaría las vestiduras por los casos de corrupción (si acaso les tildaríamos de "primos" por haberse dejado pillar). Así reaccionan muchos del PP, que no dudan en que Camps -entre otros- es su líder iluminado, sacara los famosos trajes de donde salieran. Pero casi me preocupa más el cinismo de todos los demás -y aquí me incluyo. ¿Por qué no va a robar el político a todos, si cada vez que hacemos reforma en casa, robamos los impuestos que mantienen -por ejemplo- la sanidad pública? ¿Qué autoridad moral nos queda a ninguno?

Lo que oigo por todos lados es que hacen falta más inspecciones. ¡Sería inútil!. Si algo he podido aprender en Ciencias Políticas es el hecho de que las normas tienen "un final por arriba" que acaba en la moral. Es decir: en último lugar, nadie vigila al que vigila salvo él mismo. Ahí reside la importancia de la legitimidad. Los redactores de nuestra constitución lo sabían, y por eso ¨(por ejemplo) no existe sanción prevista para el presidente del gobierno si no convoca elecciones a los 4 años; ¡simplemente se rompería el orden constitucional!¡No cabe pensar que quien es elegido democráticamente vaya a romper el orden democrático! Sería la guerra civil; la ruptura.

Ya sé que las rupturas quedan feas, que son las hijas románticas de la soberbia de los hombres que se creen omnipotentes y buscan una solución final a todos los males; pero aquí no es que la busquemos, es que en este punto las opciones son ruptura o putrefacción. Las rupturas no sólo son hechos; tienen una dimensión simbólica sin la que no son nada. Tras caer tan bajo, necesitamos un símbolo de dimensiones monumentales que agite las conciencias, que coloque esta actitud digna de la "cueva de Alí Babá" en el pasado. Para empezar, todos debemos reconocer el fracaso, empezando por nuestros representantes, quienes se suponen especialmente bien posicionados intelectualmente para verlo y guiarnos. No estaría de sobra algo como una intervención del Rey fuera de la monotonía navideña, acompañado por el presidente, ese exiliado de la navidad. Algo debe romperse dentro de nosotros para poder empezar una senda nueva. Quizás también habría que convocar unas elecciones democráticas -de verdad, abiertas- para elegir un asamblea de sabios que propusiera y sometiera a referendum los cambios que considerase necesarios -labor que es en parte la propia de nuestra infante y manca academia. Hace falta unas elecciones fuera de tiempo -al menos, municipales- y renovadas, con nuevos mecanismos, incorporando una democracia más participativa; más comprometida y consciente. No podemos seguir con estas estructuras desfasadas y chirriantes.



Pero sin duda lo que más justo parece es una amnistía para ladrones de poca monta, para pequeños fraudes a la hacienda, para pequeñas evasiones de impuestos; en definitiva, para el robo de la barra de pan. Y es que, tal y como decía al principio, ¿cómo nos hemos atrevido a encerrar a estos ladronzuelos cuando el timo y la estafa es la regla en nuestro pais, y no la excepción? España sigue doliendo. Pero ya huele demasiado.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Anacronismo de crisis

¿ Cómo podemos decir que estamos en crisis? ¿Alguna vez no lo estuvimos? ¿Quienes "estuvimos"; quién es ese nosotros?

Mil millones de personas pasaron, pasan o pasarán hambre en este año 2009. Eso es aproximadamente 22 veces la población de España, país donde nos rasgamos las vestiduras por la bajada en el margen de beneficios de los bancos -que siguen ganando, por si alguien lo dudaba-, la caida de las bolsas -que no se si las quitarán como las del carrefour o si esas no contaminan..- , etc.

Alguien dirá: ¡claro, es que con la crisis...!

Vamos a quitarmos la venda de una vez: desde 1997 ha aumentado el hambre en el mundo en números absolutos y se ha mantenido en números relativos, habiéndose reducido las ayudas oficiales al desarrollo destinadas a la agricultura. Quizás ese pequeño dato nos ayude a explicar por qué ha estado viniendo tanta gente en masa a nuestro pais hasta no hace tanto... lo que a la vez explica nuestro crecimiento a base de darles trabajos precarios, con salarios de llanto y, a menudo, condiciones infrahumanas. ¡Así es que esta gente no creo que estén en algo nuevo! ¡Siguen en su crisis! Con hambre. El mismo número de gente pasaba hambre cuando nacimos, cuando nos daban el biberon, cuando la ostia y el vino de la primera comunión, cuando comisteis en McDonalds por primera vez y cuando a los bollycaos les pusieron chocolate por fuera. La misma, 50 millones arriba -ahora y en el empiece de la serie- o abajo - en 1995-1997. La misma; lo que ha cambiado es la población total.

No voy a entrar a comentar lo que hay tras estos números, por no caer en el morbo. Pero es duro, sin duda.

Entonces, a ver si me entero... Por un lado, los países ricos están en una posición de ventaja respecto a los pobres o en desarrollo, controlando el gobierno mundial -donde hay algo parecido al sufragio censitario: el que más paga, más pesa, y decide el destino de los recursos. Por otro lado, personas del tercer mundo (que debería ser el primero en nuestras preocupaciones) vienen "libremente" a nuestros paises, desesperadas, y nosotros les ofrecemos unos trabajos de mierda que aceptan "libremente". Ellos tienen que estar agradecidos por nuestra generosidad de no devolverles a la jungla de la que creemos que salieron, y tampoco nos importa mucho si mueren en accidente laboral: hay muchos otros dispuestos a ocupar unos puestos que no requieren una gran especialización, consituyendo un ejército de reserva...

Pero...¡un momento! ¿A qué me suena esto? ¡Qué dolor en mi ego! ¡Esto no es nada original! ¿A alguien le suena un documento llamado el manifiesto comunista? Sí, he debido sacarlo de ahí... Bueno, en ese caso, perdonadme por ser tan "antiguo" (como diría Doña Esperanza Aguirre Gil de Biedma), pero es que a ratos.. a ratos no sé en qué siglo vivo.

¡Bueno, me voy al gimnasio, que hoy he desayunado demasiado!

(...)

miércoles, 14 de octubre de 2009

El velódromo de "cógelo y sal corriendo"

La noticia lleva ya meses en la prensa, pero no es para menos: el caso Palma Arena es simplemente escandaloso y, aún peor, es paradigmático en nuestro sistema político-económico. Por si hay algún perdido en la historia, se trata de un velódromo en Palma de Mayorca que no sirve como velódromo, aunque su precio se duplicase mientras se construía con aquella intencion. En este momento se encuentran imputados: los políticos responsables y familiares varios, incluido el expresidente Jaume Matas -y su mujer, y su hermano...- ; el ingeniero y los arquitectos elegidos a dedo para sustituir a quien aparentemente es toda una personalidad de la arquitectura y que empezó la obra; el director de la constructora; el jefe de obras...¡y la cosa baja hasta el ex-gerente del in-homologable velódromo! (también en negrita por no discriminar)

Permitidme soltar la lengua y divagar un poco, qué el tema da para una tesis. Para empezar, desde nuestra posición de analistas sociales habrá que buscar la receta de este éxito arquitectónico-político-económico. El cóctel parece ser el siguiente:
  • mézclese a unos políticos imbuídos del llamado realismo, convencidos de que su fin superior compensa cualquier medio (En su defecto, puede utilizarse políticos sin fin distinto de vivir como Dios -y si puede ayudar a familia y amigos, tanto mejor),
  • con unas migajas de partidos con los bolsillos vacios debido a su bulimia de afiliados y a las campañas de masas basadas en publicidad y no en ideas.
  • Añadir con enjundia unos ayuntamientos sin ingresos suficientes en comparación con sus funciones.
Apártese la mezcla, y prepárese el aliño a base de

  • un sistema económico basado al 50 por ciento en la construcción especulativa (de la que el 50% vaya en negro)
  • con una pizca de una cultura política en la que lo común, el estado, se encuentre en oposición al individuo (2 partes resultado de la no ruptura con un régimen dictatorial que sí que era enemigo, otras 2 partes del neoliberalismo importado desde Chicago). Al agitar esta cultura política conseguiremos una crema de electorado que no dude en seguir dando su apoyo a quienes reincidan en una corrupción que ven "natural" e "inevitable" -en el fondo, porque ellos mismos en las mismas circunstancias también pecarían y porque al pecador, tras confesión, hay que perdonarle.

Como se podrá comprobar, el sabor final que resulta tiene reflejos de sociedad perdida, alejada de una moral cíviva de mínimos...¡ah! y a corrupción por doquier, claro está.

No sé qué sensación os da, pero a mí me parece que los medios intentan reducirlo todo a la discusión partidista, o resumirlo en un "todos son iguales" (según la sombra que les cobije..)Sin embargo, que se trate del PP es hasta cierto punto irrelevante para el caso, salvo por el inconfudible gusto por las pijaditas y horteradas varias que salpican el caso, como la elección de madera de pino siberiano para la obra de un velódromo que, por si no lo he dicho aún, no está homologado para que corran bicis en él. Pero hablamos de algo más profundo; más serio. Hablamos de una crisis de modelo de vida, de valores. Quizás se me tache de exagerado, pero esto me recuerda a aquellos teóricos de Geografía Política que ponían fechas a la caida del los imperios, que veían venir el fin de la hegemonía de "la potencia marítima": de un Estados Unidos de América al que, en cierto sentido, pertenecemos (o pertenecíamos). No sé a vosotros, pero a mí la curiosidad histórica me vence: ¿qué les pasó a aquellos pueblos no sometidos a roma, sino adosados al imperio? ¿qué será de nosotros sin el (odiado y amado) referente?

Supongo que a estas alturas los que lean se preguntarán...¿y qué narices tiene que ver este velódromo inútil y el rollo que acaba de soltar éste con el funcionamiento del sistema económico mundial?... La pregunta casi se podría responder con: ¿Y en qué no tiene que ver? Tenemos unos señores avariciosos que se enriquecen, justificaciones ideológicas o pragmáticas para hacerlo, y, como resultado, un coche que no anda, un velodromo que no "velodromea"; una economía que no satisface las necesidades reales humanas (de todos los seres humanos)..Un ritmo que ,inexonerablemente, acaba metiéndonos (a todos) en una crisis de las que hace historia. Y, ¿en qué no tiene que ver? Quizás la única diferencia es la existencia a nivel nacional de un marco jurídico con el que se les puede pegar en la cabeza a los corruptos (eso, claro, siempre que el juez de turno no sea amiguito íntimo del juzgado)...Pero ¡vaya! eso a nivel internacional le llaman "regulación", y era pecado mortal hace dos dias (según los gurús económicos mundiales a los que, como sabemos, hemos elegido democráticamente no elegir). En este momento quizás conviene recordar que no estamos hablando sólo de líderes, de empresarios y millonarios... Que nos quede claro: no existe poder sin sometido: ni señores sin esclavos, ni burgueses sin proletarios ni corruptos sin robados. Lo decían en una conferencia de ATTAC hace unos días: ¿por qué nos duele más pagar impuestos que esta sangría continua de nuestro dinero?

En cualquier caso, el velódromo finalmente sí que ha servido para correr, pero no en bici, sino sobre los hombros de algún ("presunto") picapleitos que ("pesuntamente") cobra de quienes ("presuntamente") secuestraron dinero de todos. Ha sevido para que se corra delante (y también a ratos detrás) de la justicia con el dinero público en los bolsillos,. ¡Ése sí que es un buen deporte nacional, seguro que inspirado por aquel otro de ver a jóvenes millonarios corriendo en gayumbos tras la pelota!...! ¡Qué expresión de creatividad deportiva la nuestra!....¡Ay! ¡Y que no nos dieran las Olimpiadas, con la de velódromos que podríamos haber tenido que construir...!

miércoles, 7 de octubre de 2009

Lo peor de nuestra experiencia educativa fue...

Como observador de uno de los grupos en los que nos dividimos para comentar el tema que el título introduce he ordenado las distintas experiencias y anécdotas en tres puntos. Aunque intenté recoger lo más posible de forma escrita, me parece que hay una parte muy importante que no era transcribible y que aquí introduzco a través de aportaciones e interpretaciones mias que traducen todas esas partes de la comunicación que no son palabras.

  • El primer punto engloba todas las críticas al profesorado, que pueden resumirse en una valoración: parte de nuestros enseñantes adolecen de ineptitud y de incomprensivas obsesiones. Entre las anécdotas destacan la de un compañero al que una profesora suspendió por no seguir el manual de su gusto, pese a hacer un examen de notable (como una comisión independiente corroboró más tarde). Para mayor insidia, esta profesora, según el compañero, resultaba ser una enseñante bastante limitada que, como parece ser común en estos casos, tenía además el empeño de hacer obligatoria la asistencia a clase. Todo esto se vuelve irónico cuando algunos profesores faltan a clase sin ningún tipo de aviso, dejando a quizás 40 personas esperando. Y si malo es que un profesor establezca exigencias rígidas y caprichosas, también provoca malestar la indefinición de criterios, o su variabilidad extrema a lo largo del curso. Otra compañera nos relata su caso, en el que los "tejemanejes" de departamento y el poder de un profesor en particular le imposibilitaba aprobar otras asignaturas hasta superar la del susodicho enseñante. Algunos casos suenan entre escandaloso y simpático , como el de un profesor que valoraba más el aspecto formal de los trabajos (como la tabulación o el tamaño de la letra) que el contenido. Por el contrario, nada divertido fue escuchar la experiencia de otra compañera que, teniendo un problema con la matrícula al final del curso por el que aparecía como "no matriculada" en una asignatura que ya había aprobado, pidió al profesor en cuestión que le guardara la nota que con tanto esfuerzo había conseguido para el año siguiente y este se negó sin añadir razones.
  • Aunque no entramos en ningún momento a valorar las soluciones concretas que podrían darse a estos problemas, parece obvio que estarán en la línea de posibilitar mayores controles, tanto por parte de expertos como de los alumnos mismos. Coincidimos todos en que grandes investigadores no tienen por qué ser grandes profesores, y que nosotros, los alumnos, no tenemos por qué sufrir la dictadura de los grupos llenos que nos redirigen hacia profesores de los que todos huimos.
  • El segundo bloque enlaza con la última anécdota contada, pues incluye todos los problemas administrativos y de horarios que se nos presentan en la carrera. Las aglomeraciones en secretaría en septiembre, los impedimentos informáticos durante la matriculación y tener que completar créditos como sea son hechos que endurecen la carrera, así como los madrugones y los horarios imposibles, pensados para los profesores y no para los alumnos, con montones de asignaturas, de horas de clase que debemos compatibilizar con nuestras vidas y gustos; asignaturas que luego corresponden en febrero, junio y septiembre con horarios de exámenes que en ocasiones se superponen y no publicados hasta después de haber elegido.También podríamos incluir aquí los problemas de las instalaciones, como el frío que pasamos en invierno, la incomodidad de las sillas o el mal sabor del agua.
  • Si al hablar de lo mejor de nuestra experiencia educativa mencionábamos el aspecto personal-afectivo, aquí aparece la otra cara de la moneda: aunque no se mencionó ningún enfrentamiento con los compañeros de forma explícita, sí la pérdida de estos a lo largo de la carrera por "diversos motivos", principalmente por no volver a coincidir. Respecto a esto, me gustaría decir que esta universidad no parece que tenga un buen funcionamiento para con sus antiguos alumnos, un espacio tanto virtual como real para que no se pierda ni el contacto universidad-exalumno ni el contacto entre ex-alumnos.